Cuenta un viejo chamán fascinantes historias ocurridas en el gran inicio,cuando todo empezó.
Una de esas historias nos cuenta que el pingüino era una de las aves mas hermosas y preferidas por los dioses que habitaban el sur de América.
En ese entonces, el pingüino era distinto de cómo lo conocemos ahora. Era un ave magnifica que al surcar el cielo alcanzaba una gran altura y velocidad. Su gracia y
belleza hacían que los dioses detuvieran el tiempo para disfrutar de sus vuelos
y sus piruetas. Su majestuosidad era indiscutible y todas las aves soñaban parecerse a él.
Pero los dioses, que ven más allá de lo que los humanos ven, comenzaron a observar que en interior del pingüino, una sombra comenzaba a crecer,la majestuosidad del vuelo había convertido al pingüino en un ser arrogante que despreciaba a quienes no tenían sus habilidades y en particular a los peces que le servían de alimento.
Pronto su desprecio se convirtió en maltrato con esos pequeños seres a los que consideraba seres muy inferiores a él. Muchas veces, disfrutaba de zambullirse con fuerza en el mar para asustarlos o arremetía a picotazos contra ellos, no para saciar su hambre, simplemente encontraba placer en matarlos y verlos flotando inermes en el mar.
Y como dios, lo ve todo y lo sabia lo que hacía, decidió castigarle enseñándole humildad a nuestro amigo. Le privó de aquello que tanto lo enorgullecía; le quitó la capacidad de volar.
Y así ocurrio que sus magnificas alas se fueron acortando, su cuerpo gano volumen y mucho peso y siendo así le fue imposible volver a volar jamás. Con mucha humildad tuvo que aprender a nadar si queria sobrevivir, al igual que los peces, a quienes antaño despreció. Su vida cambió totalmente. Abandonó sus nidos en los árboles, comenzó a buscar cobijo en huecos subterráneos, y por si esto fuera poco, condenado a vivir en aguas casi congeladas.
Desde entonces, el pingüino se volvió más calmado, y junto a su compañera, que ahora elige para toda la vida, aprendió a nadar con tanta gracia como si fuera un pez. El hombre viéndolos así, les bautizó con el nombre de pájaro bobo, pero a él no le importó, aprendió a ser feliz, aprendió la lección que les infligió Dios.
“Y según dice la leyenda se transformaron en un ejemplo de fidelidad porque cuando uno de ellos muere, su pareja se interna en el mar y nunca más regresa.”
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