Morir de amor
¿Te gustan las auténticas historias de amor? ¿Crees que son más interesantes las del pasado o las de ahora?
Hace mucho tiempo existían en América del Sur dos tribus rivales: los tupi y los guaraní. Siempre estaban en lucha y nunca conseguían llegar a ningún acuerdo.
Salvo una chica guaraní y un chico tupi que estaban locamente enamorados y que se veían en secreto en el bosque, dentro de un gran árbol hueco. Allí, una tarde, antes de que estallase una nueva guerra, se juraron amor eterno. El joven tupi luchó en la batalla hasta que fue hecho prisionero por la tribu guaraní. Le ataron y le encerraron en una choza. Cuando la joven se enteró, se le rompió el corazón y se lo contó todo a sus padres.
Pero éstos no entendieron aquel amor prohibido y no la hicieron caso. La chica, desesperada, abandonó su casa y se fue al bosque. Allí se encaramó en el árbol hueco.
Pasaron varias semanas y su familia, preocupada, insistía para que bajase, pero la chica lo único que hacía era llorar sin consuelo. Hasta que el hechicero de la tribu inventó una mentira para que bajase: le dijo que su enamorado había muerto. La chica dio un extraño grito de dolor y después desapareció para siempre. Desde entonces anidó en el árbol un pájaro desconocido, y cuyo canto era igual a un llanto: se le llamó Urutaú.
Manifestar el dolor a través del llanto puede ser una buena terapia. Pero, ¡ojo! Hay que saber parar a tiempo.
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